lunes, 23 de junio de 2025

🌿 MI HISTORIA, VISTA DESDE LA CONCIENCIA

🌿 MI HISTORIA, VISTA DESDE LA CONCIENCIA Nací en una familia donde cada miembro tenía su forma particular de amar y de sobrevivir. Crecí en un entorno donde las dinámicas familiares dejaron huellas en mí, no como condena, sino como parte del mapa de mi alma. En mi niñez, sentí lo que tantas niñas han sentido: que no era la favorita. Mi abuela prefería a mi hermanita Anita y me llamaba “el demonio”, incapaz de ver en mí la niña tierna que solo quería ser mirada y abrazada. Yo hacía muchas travesuras, buscaba atención como podía, y quizás a veces también hería porque no sabía cómo ser vista de otra manera. Mis hermanas mayores, que me llevaban muchos años, me pedían cosas constantemente, me mandaban, y a veces me hacían pequeñas maldades. En lugar de ser protegida, yo era tratada como un estorbo o una carga. Muchas veces me refugié en el baño, llorando, esperando que mi mamá llegara para defenderme. Mi madre, cuando estaba, me cuidaba con ternura. Mi papá, en cambio, era severo. Los castigos eran físicos: arrodilladas contra la pared, y si volteábamos la cabeza, nos empujaba y nos golpeábamos la frente. Así aprendí desde muy pequeña que el amor podía doler, y que para ser buena tenía que complacer. ⸻ 💔 MIS PAREJAS, MIS LECCIONES Mi primer esposo, Francisco, me golpeaba. Viví violencia física en silencio, creyendo que tenía que resistir por amor o por deber. Tuvimos una hija, Carolina, y cuando Francisco murió, yo ya estaba casada con Gilberto. Con Gilberto viví otra forma de violencia: la psicológica. La ley del hielo, el control económico, la invalidez emocional. Durante 18 años estuve en esa relación, creyendo que debía sostener, que debía quedarme, que no había otra salida. Él también prefería a Carolina por momentos, y luego le quitó ese lugar. Yo, por mi parte, me centré en cuidar a Ricardo, y sin darme cuenta, también excluí a mi hija. Cuando me fui de Higuerote a Puerto Ordaz, me llevé a los niños conmigo, intentando tomar distancia de Gilberto. Pero al poco tiempo, Ricardo y Gustavo decidieron irse con su papá, y Carolina, a sus 15 años, se fue a vivir con mi mamá porque no soportaba el ambiente que vivíamos Gilberto y yo. En ese momento, no entendía todo el dolor que les estaba causando, ni el dolor que yo también cargaba y que proyectaba. Actué desde el amor que conocía, pero hoy reconozco que ese amor estaba lleno de heridas. ⸻ 👩‍👧‍👦 SER MADRE EN MEDIO DE LAS SOMBRAS Fui madre como pude. Con lo que tenía, con lo que sabía. Fui madre desde el dolor no sanado, desde el miedo, desde la necesidad de sentirme valorada. Después de que mis hijos se fueron, vivieron con Carolina, y luego con su abuela paterna. En ambos casos tuvieron problemas y conflictos. Hoy sé que no soy la única responsable de sus heridas, pero tampoco fui consciente de las mías a tiempo. Sé que Gilberto hablaba mal de mí a mis hijos, y que muchas de sus percepciones están marcadas por sus palabras. Ellos recuerdan lo malo, lo doloroso. Yo recuerdo que lo hice todo por amor. Y eso, aunque duele, ya no me define. ⸻ 🌞 MI DESPERTAR ESPIRITUAL Mi despertar comenzó alrededor del 2010. Después de estar sola, de haber dejado atrás relaciones dolorosas, empecé a disfrutar de mí. Caminé, viajé, respiré, estudié, me formé, fui a India, conocí el silencio y la verdad interna. Pensé que ya había sanado todo… Pero no. El dolor más profundo estaba debajo: el de no sentirme amada por mis hijos. Me di cuenta de que seguía mendigando amor, buscaba señales, reacciones, respuestas. Me dolía no ser vista por ellos. Me perdía revisando si me escribían. Y aún así, nunca dejé de amarlos. ⸻ 💖 MI PRESENTE, DESDE LA NEUTRALIDAD CREATIVA Hoy entiendo que cada uno hizo lo que pudo con lo que tenía. Que mis hijos tienen su historia, sus heridas, sus juicios, y su camino. Ya no necesito que me comprendan para estar en paz. Ya no me castigo por lo que hice o dejé de hacer. Ya no busco validación donde no hay reciprocidad. Sigo siendo madre, pero ahora desde otro lugar. Sigo siendo hija, pero ya no desde la herida. Sigo siendo mujer, pero ya no desde el vacío. Hoy soy Magdalena Grimaldi: mujer, terapeuta del alma, madre de tres hijos, y sobreviviente de mí misma. Tengo vínculos hermosos en mi vida. Solo mis hijos siguen distantes. Y aunque eso me duele, ya no me destruye. ⸻ 🌸 MI VERDAD HOY No me abandono. No me victimizo. No necesito ser perfecta para merecer amor. Lo di todo. Y ahora me doy a mí. "De Gira Por el Mundo"! Por ahora en Chile Para Información Sobre Mis Talleres y Charlas, o Eventos, por favor envíame un correo a magsophi@gmail.com Con Amor ♥♥♥ Magdalena Grimaldi.®

No hay comentarios: