lunes, 23 de junio de 2025

🌿 YO SOBREVIVÍ, YO ME LEVANTÉ Esta es mi historia contada desde el alma, sin dramatismo ni culpa, con la verdad que he ido descubriendo a lo largo del camino. La escribo no para que me comprendan, sino para mirarme con amor, sin esconderme más. Porque cada parte de lo vivido merece ser integrada y honrada desde la conciencia. Aquí estoy. Viviendo, sanando, y volviendo a mí. Mi historia desde la neutralidad creativa Nací el 20 de octubre de 1961, en Caracas, Venezuela. Fui una niña inquieta, sensible y profundamente viva, pero también marcada desde muy temprano por la sensación de no ser vista con ternura. Mi abuela prefería abiertamente a mi hermanita Anita, y a mí me decía que era “el demonio”, incluso me hacía la señal de la cruz con los dedos para ahuyentarme. Yo no entendía por qué no me quería. Hoy sé que yo solo quería ser mirada, valorada, amada… como cualquier niña. Mi forma de llamar la atención fue pelear, hacer travesuras, gritar lo que no sabía expresar en palabras. Pero no fui entendida. Fui etiquetada. Vivía con mis hermanas mayores, que me llevaban 10 y 12 años, y me trataban como su sirvienta pequeña. Me pedían cosas todo el tiempo, me mandaban, me humillaban. Yo me refugiaba llorando en el baño, rogando que mi mamá llegara a defenderme. 💔 MI NIÑEZ ENTRE LUCES Y SOMBRAS Mi madre me consentía a veces. Cuando estaba presente, yo sentía amor. Con mi padre era distinto: Nos ponía de rodillas contra la pared como castigo, y si girábamos la cabeza, nos empujaba, golpeándonos la frente con fuerza. Dolía. Pero sobre todo dolía no poder hablar, no poder defenderme. Esa niña aprendió a sobrevivir callando, complaciendo y resistiendo. Jugué poco con mis hermanas por la diferencia de edad. Jugaba con Anita, la menor, y viví mis mejores momentos en El Junko, un club de golf en la montaña, donde sentí por fin libertad, alegría, aire puro y naturaleza. Ahí mi alma respiraba. 👩‍❤️‍💋‍👨 RELACIONES Y LEALTADES Me casé joven con Francisco, con quien tuve a Carolina. Francisco me golpeaba. Viví violencia física por años. Una parte de mí creía que eso era normal, que eso era amor. Pero no lo era. Carolina creció en medio de esos golpes y silencios. Cuando Francisco murió, yo ya estaba casada con Gilberto. Con él viví 18 años de una violencia más sutil pero igual de destructiva: la ley del hielo, el control económico, la manipulación, el aislamiento, el miedo disfrazado de normalidad. Tuvimos dos hijos: Ricardo y Gustavo. Durante mucho tiempo creí que estaba haciendo lo correcto. Cuidaba, daba todo, me anulaba por ser madre. Consentí a Ricardo, cuidé a Gustavo, excluí sin querer a Carolina. 🚪 DESENCUENTROS FAMILIARES Cuando decidí irme de Higuerote a Puerto Ordaz para protegerme de Gilberto, me llevé a los niños conmigo. Pero ellos, a los 13 y 14 años, decidieron regresar con su padre. Y Carolina, a los 15, se fue a vivir con mi madre porque no soportaba el maltrato que le dábamos Gilberto y yo. Sí, yo también hice daño. No con intención, sino por ignorancia emocional, por dolor no sanado, por repetir lo aprendido. Pero siempre actué desde el amor que conocía. Después, mis hijos vivieron con Carolina, y luego con su abuela paterna. En ambos casos hubo conflictos. A veces pienso que nadie los protegió realmente. Ni yo, ni los otros. Y que en ese desamparo, todos quedamos heridos. 🌪️ EL DESGASTE EMOCIONAL Y LOS RECLAMOS Con los años, mis hijos me han dicho frases que aún duelen: Que nunca supe ser madre ni abuela. Que siempre fui conflictiva. Que me victimizo. Que no los valoré. Y sin embargo, yo sé mi verdad: Sostuve todo sola. Les di todo lo que tuve. Fui madre con el alma rota, sí. Pero nunca dejé de amarlos. Gilberto se encargó de hablar mal de mí durante años. Sembró juicios que ellos adoptaron como verdades. Y hoy, aún adultos, ven solo lo malo. 🌞 MI DESPERTAR Alrededor del 2010, después de separarme, empecé a respirar otra vez. Disfruté mi independencia, mi tiempo, mi libertad. Fui a India, me formé, medité, desperté dones, canalicé mensajes. Comencé a ayudar a otros como terapeuta del alma. Pero un día me di cuenta de que aún me dolía profundamente la distancia con mis hijos. Seguía buscándolos, esperando que me llamaran, observando si me escribían. Me dolía su frialdad, su silencio, su desinterés. 🕊️ HOY, DESDE LA NEUTRALIDAD CREATIVA Hoy puedo decir que mi historia no me define, pero sí me formó. Hoy ya no me culpo. Ya no me justifico. Ya no me hago pequeña para ser aceptada. Mis hijos siguen lejos. Mis hermanas no están en mi vida. Pero yo estoy conmigo. Y estoy con personas maravillosas que me aman tal como soy. Ya no bloqueo ni manipulo para llamar la atención. Ya no mendigo amor. Ya no reacciono desde la herida. Hoy elijo desde la conciencia. 🌸 YO ME ELIJO Hoy me veo con compasión. Honro a la niña, a la madre, a la mujer, a la terapeuta. No necesito que ellos me validen. Mi alma ya sabe quién soy. Y esa verdad es suficiente. 💖 MI ADULTA PRESENTE Y EL AMOR QUE HOY SÍ ME NUTRE Hoy ya no soy la niña que no fue vista. Ya no soy la madre que se anula para que la amen. Hoy soy mi adulta presente. La que se ve. La que se abraza. La que ya no se abandona. Después de años de reconstrucción interior, llegué a Chile con el alma limpia, pero todavía en proceso. Y fue aquí, un año después de haber llegado, que apareció Germán, un hombre maravilloso que vino a mostrarme que el amor también puede ser paz, ternura, respeto, admiración y presencia real. Germán no quiso cambiarme. Me aceptó desde el principio tal como soy. Y eso, para alguien como yo, fue profundamente sanador. Me ha dado contención, comprensión, cariño y una presencia constante. Nos casamos en el 2021, y desde entonces no ha dejado de ser mi compañero de vida, mi partner emocional, espiritual y humano. Con él he aprendido que el amor no duele. Que el amor no exige sacrificios. Que se puede ser amada sin tener que ser perfecta. Y que una vida compartida puede ser liviana, bella y profundamente verdadera. 🌿 HOY ME MIRO CON AMOR No estoy completa porque alguien me completó. Estoy completa porque yo me reconstruí. Y desde ese lugar, el amor que llegó no fue una necesidad, sino una bendición. No estoy completa porque alguien me completó. Estoy completa porque yo me reconstruí con pedazos que antes no podía mirar. Y aún así, sigo en proceso. Todavía aparecen heridas. A veces duelen. Especialmente en los vínculos con mis hijos, donde tocan capas muy profundas de mi alma. Pero ya no huyo de lo que siento. Ahora me acompaño. Ahora me abrazo. Ahora me reconozco en medio del proceso, y eso… ya es libertad. Sigo sanando, pero desde otro lugar: Con amor, con herramientas, con consciencia, y sin exigirme perfección. Hoy soy Magdalena Grimaldi. Una mujer que sobrevivió a su historia y eligió escribirse de nuevo. No para negar lo vivido, sino para vivirlo sin cargarlo más. Hoy, por fin, yo me levanto desde el amor que sí me reconoce. “Estoy en obra… pero ya no desde la herida, sino desde el amor que elijo darme cada día.” Sigo en proceso. Aún hay heridas que duelen, pero ya no me rompen. Hoy me acompaño con amor, con presencia y con verdad. Comparto esto como un acto de liberación y también de gratitud por todo lo vivido. Porque sobreviví. Porque me levanté. Porque elegí seguir despertando, aunque duela. Gracias por leerme desde el corazón. Magdalena Grimaldi Terapeuta del alma, madre, mujer en sanación continua. +56 9 4296 2080 "De Gira Por el Mundo"! Por ahora en Chile Para Información Sobre Mis Talleres y Charlas, o Eventos, por favor envíame un correo a magsophi@gmail.com Con Amor ♥♥♥ Magdalena Grimaldi.®

No hay comentarios: